• Kume Diseño

    El Proceso Detras de Kume

    En Kume, cada vela comienza mucho antes de encenderse. Todo parte en el taller, donde revisamos el stock y preparamos los moldes, los lavamos, los sellamos con cinta, los aceitamos con cuidado y, recién ahí, empieza la magia del hormigón. Lo rellenamos con paciencia, cuidando que no manche los bordes, porque sabemos que hasta el más mínimo detalle se nota en el resultado final. Antes de que se seque, ponemos las mechas con precisión quirúrgica, centradas, firmes, listas para sostener la llama.

  • El trabajo manual es intenso y lleno de sorpresas. Hay días en que desmoldar es como abrir un regalo velas perfectas, listas para brillar. Y otros en que los “misterios de Kume” aparecen sin aviso una tanda que no cuaja bien, la cera que se despega del hormigón o esos ruidos de pequeñas “explosiones” cuando la cera se enfría que todavía nos sacan una sonrisa. Son esos momentos los que nos recuerdan que trabajamos con materiales vivos, sensibles al tiempo, a la temperatura y, sobre todo, a nuestras manos.

  • El proceso completo puede tomar más de una semana. Lavar, aceitar, rellenar, secar, volver a rellenar, desmoldar y lijar… una secuencia que requiere paciencia, pero también mucho cariño. Al final, llega el momento más entretenido, pintar, pulir, timbrar, poner las gomitas de silicona y revisar cada detalle para que todo esté impecable. Cada vela que no cumple con nuestro estándar se destina a descuento, las que quedan perfectas, se convierten en protagonistas listas para sorprender en cualquier espacio.

    Para nosotras, hacer una vela es como el período de gestación, cada etapa lleva tiempo, dedicación y pequeños sacrificios. Y cuando al fin sale del molde, la emoción es la misma: ver cómo algo que pasó días en nuestras manos ahora está listo para iluminar, decorar y acompañar.

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